viernes, 8 de marzo de 2013

Feliz Día Internacional de la Mujer a todas las Mujeres que trabajar por el Progreso

Las Mujeres somos seres especiales en las que se refleja de manera particular la bondad, la sensibilidad y el coraje; en quienes se evidencia la capacidad para comprender, proteger y animar a seguir; por sus luchas, por su significación y su contribución al desarrollo de la especie humana, las mujeres somos esos seres humanos capaces de DAR VIDA y DAR LA VIDA a los suyos, por los suyos. 

La lucha de las mujeres está signada y ha estado precedida por eventos de proporciones heroicas, de amargas coyunturas, de luchas incansables y fructíferas pero, especialmente, de metas logradas, sueños hechos realidad y renacimiento de esperanzas. Lo que anteayer hicieron las mujeres por sus reivindicaciones laborales; lo que ayer hicieron por sus derechos civiles y políticos, por la igualdad de oportunidades y el derecho al trabajo, hoy lo gozamos plenamente, las de varias generaciones, las de cualquier signo ideológico, las de cualquier raza y las de cualquier credo. 

Venezuela es un país de mujeres. A lo largo y ancho de su geografía nos topamos con millones de ellas, que parecieran estar hechas de un material distinto, de una madera especial, con una rara genética que las dispone al trabajo, al sacrificio, al emprendimiento, movidas por un valor y una tenacidad que es envidia en muchos hombres. Obviamente, se trata de una realidad a grandes rasgos. La Mujer hoy vive su mejor hora: es multifacética, multidimensional y no ha perdido ni un ápice de su connatural y genuina condición intuitiva, sensible, perceptiva y emocional. 

Día a día nos enfrentamos con la realidad cotidiana venezolana, y en ella siempre vemos retratada a la mujer al frente de una familia, como jefe del hogar, como sostén económico, como dirigente comunitaria, encabezando los reclamos por sus derechos, por sus servicios, por su dignidad; contribuyendo a mejorar la calidad de vida y construir una sociedad de progreso. 

Es así que vemos como decenas de miles de ellas forjan un futuro personal y colectivo próspero, al calor del estimulante motor de la esperanza, con la conciencia clara de sus certidumbres, con los pies bien puestos sobre la tierra y el temperamento amplio para comprender y cobijar al prójimo. Por eso tenemos que creer en la mujer como ser humano, capaz de desarrollar al máximo su potencial intelectual; dispuesta a demostrar su voluntad plena; abierta a la felicidad. Pero aun más: creo que la mujer es capaz, por su condición, de construir familia, de crear y afianzar valores con arraigo perdurable, de educar…… 

En este orden de ideas podemos constatar cuál es la savia que recorre y alimenta la Fuerza del Cambio, el papel de la mujer en la construcción del camino hacia el Progreso es protagónico y determinante. Gracias a nuestras mujeres hoy es clara la alternativa democrática para Venezuela. Sobre ellas, fundamentalmente, se funden las bases de un proyecto que nació y creció en Miranda y que hoy ya se perfila en una clara alternativa mayorítaria en todo el país. 

Y es que la mujer Venezolana es una mujer resteada, una mujer valiente, por eso en cualquier rincón del país encontraremos a una mujer dispuesta, una mujer atenta, una mujer comprometida, una mujer decidida. 

Los programas que se han desarrollado en Miranda para todos por igual registran en sus estadísticas claramente, ya sea como beneficiarias, participantes, impulsoras o protagonistas, a las mujeres. Son ellas las mayores receptoras y mejores pagadoras de créditos productivos; son las jefas de los miles de hogares que visitamos y a los cuales hemos mejorado sus viviendas y condiciones de habitabilidad; han sido las pioneras en la construcción de nuestro sistema de salud en condición de voluntarias; miles de ellas son las que brindan el pan y dan enseñanza a nuestros niños en las escuelas; son mayoría en el activismo comunitario. Por eso, el de Henrique Capriles ha sido un gobierno para todos, pero fundamentalmente de ellas, por ellas y para ellas 

La mujer contemporánea tiene frente a sí grandes desafíos. Cada día se supera, se construye a sí misma, se hace dueña de su destino y de su realidad. Ninguno de los logros alcanzados puede considerarse una concesión; antes bien, los ha obtenido a costa de inmensos sacrificios personales, pero de reconfortantes resultados de similares proporciones. 

La lucha de las mujeres aun no concluye ni tampoco su razón de ser. Hoy no sólo vamos por las conquistas sociales, legales o laborales; hoy estamos mirándonos a nosotras mismas en toda la extensión de nuestras expectativas y de realización personal, de frente! 

Hoy, en la vida pública, las mujeres también hemos ganado espacios crecientes, demostrando que no nos están vedadas las rudas y exigentes tareas de la política y la gestión, somos conscientes de los sinsabores, de las dificultades pero, por sobre todo, la satisfacción del servicio público, somos del tamaño del reto que se nos presenta, LAS MUJERES TAMBIEN PODEMOS Y SABEMOS GOBERNAR.! 

Hoy nos vemos mucho más como personas trabajadoras; nuestra aspiración de solvencia y seguridad es mayor; nuestra seguridad en nosotras y nuestras capacidades se incrementa y testimonia en todos los ámbitos del quehacer humano; nuestras posibilidades de emprendimiento e independencia son ya una realidad irreversible. 


Pero lo más importante de todo es que el desempeño respecto de los equipos donde se incorporen mujeres no estén signados ni determinados por la condición de mujer, sino por su capacidad de trabajo y su formación integral, por su inmensa vocación de servicio. 

Aun los gobiernos y las sociedades en su conjunto tienen muchas deudas con las mujeres. El Estado y la sociedad venezolana aun están en mora con ellas. Lo alcanzado, que ha sido mucho, no siempre se ha obtenido por vía de la comprensión y la maduración, y no pocas veces por la fuerza de la convicción y la lucha que la mujer ha dado por su dignidad. 

Las mujeres venezolanas queremos ser el espejo donde el país se mire, con su cara limpia y sin manchas; que se redescubra en todo su esplendor, hermanada, en paz, hacia el porvenir. 

Todo nuestro potencial, todas nuestras conquistas logradas, todos nuestros anhelos, debemos volcarlos a construir una familia mejor, un pueblo mejor, una parroquia mejor, un municipio mejor, un estado mejor, un país mejor. No subestimemos la fuerza de nuestra acción individual y la mejor disposición a la vida en comunidad. 

Betty Kaplan, una destacada cineasta venezolana, respondió a la pregunta de un periodista acerca de las dificultades que había encontrado para desarrollarse en un mundo tradicionalmente masculino, diciendo que nunca se había fijado en los obstáculos para concretar su sueño. Solo cuando hizo su primer cortometraje, supo que había encontrado el amor de su vida. Y el amor de nuestra vida, queridas mujeres, lo conquistaremos solo haciendo lo que tenemos que hacer, lo que debemos hacer y lo que queremos hacer. 

Mujeres! sigamos afianzando la fe en nosotras mismas; continuemos abonando la esperanza de un futuro mejor, para nosotras, nuestros hijos, nuestras familias, nuestra comunidad, nuestro país. Reforcemos la conciencia del protagonismo que tenemos en la concreción de los cambios y sueños que tenemos. Las mujeres, y también los hombres. Porque al decir de Gandhi “el hombre y la mujer son fundamentalmente uno, y en esencia sus problemas deben ser uno”.

Maria A. Dubuc
Concejal de Baruta

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