jueves, 4 de julio de 2013

MADIBA, LEGADO ETERNO A LA HUMANIDAD

"'Soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma" (N. Mandela). 

Nelson Mandela, cariñosamente llamado “Madiba”, nace un 18 de julio de 1920 en Sudáfrica. Se hizo abogado e ingreso en el Congreso Nacional Africano manteniendo la ideología del socialismo, nacionalista, anti racista y anti imperialista. Permanece en prisión durante 27 años en las cárceles del "apartheid", en Robben Island, en penosas y terribles condiciones como el aislamiento, ascetismo y la soledad que le acompañaron; sin embargo, jamás titubeó ni se desmoralizó, se dedico a meditar, a revisar internamente sus ideales y reflexiones sobre su proceder tal y como lo haría un sabio, en virtud que estaba convencido que el régimen racista y totalitario de la época que oprimía a su amada nación, sólo podía ser derrotado a través de acciones armadas y radicales violentas. 

Le llevo mucho tiempo convencerse a sí mismo, que esta concepción era errónea y por demás ineficaz e inútil. De tal modo que a pesar del clima de odio, rencor y venganza que reinaba en su país, Madiba renuncia a la violencia y opta por métodos pacíficos, de negociación y conciliación con la finalidad de persuadir a quienes ejercían cargos de poder, porque luego se convenció que sí era posible lograr la convivencia de las partes en conflicto, encontrar la zona de acuerdo posible y los puntos de encuentro y además, que era necesaria la reconciliación para que reinara la democracia en Sudáfrica. Así Mandela alcanza la serenidad y la sabiduría, apostando a la paz y al diálogo para la transición política tras varias décadas de racismo institucionalizado, en una lucha complicada contra un régimen racista impuesto por una minoría blanca. 

Es hecho Premio Nobel de la Paz en 1993, olvidó agravios y crímenes del pasado y perdonó a quien por tanto tiempo le hizo daño tan solo por pensar distinto. Finalmente Mandela fue elegido como el primer Presidente negro de Sudáfrica, en un proceso de elecciones inédito donde todos tuvieron la oportunidad de expresarse a través del voto y acto seguido puso en marcha una política de reconciliación nacional intentando atraer a todos hacia la integración, la unidad y la participación democrática. 

Siempre se caracterizó por ser un hombre sencillo, humilde, austero y honesto, y en ese orden se retira del cargo a pasar sus últimos años junto a su familia en la aldea indígena que lo vio nacer. Hoy agoniza en un hospital de Pretoria a sus 94 años, su estado de salud es precario, dicen quienes le atienden que es crítico pero estable, todo debido a afecciones respiratorias que se han presentado en forma recurrente, contraídas cuando se encontraba en prisión. 

Ahora bien, los venezolanos tenemos mucho que aprender de este líder sudafricano, quien con su poder de convicción, paciencia y voluntad de hierro se impuso logrando convencer y convocar a todo el pueblo, dirigiéndolos hacia la salida más adecuada, porque la razón debía derrotar el miedo. Él vislumbró que era posible una transición no violenta y que había que redimensionar el país, sentando bases sólidas para la convivencia humana en libertad y democracia, sin discriminaciones de ninguna índole. Pero el trabajo de Mandela fue un trabajo arduo, difícil, lento, pujante y titánico que parecía interminable. Fueron muchos años, pero no desesperó, su paciencia y tenacidad dieron sus frutos, hicieron que lo que parecía imposible fuese posible, probando al mundo entero que cuando se dan pasos certeros hacia el camino correcto con pies de plomo, poco a poco se logra llegar a la meta, porque cuando las cosas se hacen bien pasan cosas buenas. 

Por eso, a los venezolanos no se nos está permitido resignarnos. Sigamos el ejemplo de lucha sin descanso y tenacidad de Mandela, quien nos enseño con el ejemplo que no siempre la política es ese quehacer mundano, sucio y mediocre por demás absolutamente egoísta y desprovisto de los esenciales valores y principios éticos, llevando a unos pocos a enriquecerse a costa del sacrificio de la mayoría. Este ser humano demostró la posibilidad cierta que pueden ocurrir milagros en el campo de la política, si nos ocupamos y nos empeñamos todos juntos y unidos, podemos reemplazar el fanatismo por la tolerancia, el odio por la bondad, la injusticia por la justicia, el egoísmo por la generosidad, el retroceso por el progreso y la mentira por la verdad. 

Nadie dijo que era tarea fácil, ese es un compromiso inteligente que todos debemos asumir, porque la construcción de este país es tarea de todos. Dejemos de buscar problemas a las soluciones, seamos optimistas, progresistas, pero sobretodo proactivos; Venezuela es de todos y los venezolanos nos merecemos lo mejor, porque este pueblo es noble y compasivo, sincero y solidario. Rescatemos la capacidad de soñar y creer que todo se puede, porque somos un país con más futuro que pasado y amamos profundamente la libertad. 

María Auxiliadora Dubuc 
Concejal del Municipio Baruta

No hay comentarios:

Publicar un comentario