martes, 7 de mayo de 2013

LA PAZ ES EL CAMINO… Y LA VERDAD NUESTRO INSTRUMENTO


Los hechos vergonzosos acaecidos estas últimas semanas en la Asamblea Nacional nos llaman a la reflexión. Una institución, un poder como el legislativo, que es el epicentro nacional de la legislatura en el país, la casa de las leyes, autónoma e ilustre por antonomasia, se convirtió en un ring de boxeo, dejando en evidencia que allí no se respeta ni siquiera la normativa interna de funcionamiento, ni las competencias inherentes a los cargos que como diputados desempeñan, donde no se observa ningún tipo de tolerancia ni de respeto ante la diversidad de opinión que significa y que es piedra angular de todo sistema democrático. 

Ahora bien, para quienes creemos en el respeto al derecho ajeno, para quienes durante nuestra vida nos hemos dedicado a sembrar principios y valores, este ejemplo de violencia nos resulta cuanto menos abusivo y doloroso, repulsivo en pocas palabras, triste escena vivimos los venezolanos al ver los videos que nos mostraban como a golpes los diputados defendían su derecho al uso de la palabra, que dicho sea de paso, es la base fundamental de la libertad de expresión. Otorgar ese derecho de palabra no es potestativo de quien preside la Asamblea, y no es él, actuando como dictador de poca monta, quien decide quien puede hablar y quien no, de acuerdo a su forma de pensar o a su ideología política, el solo hecho de condicionar el derecho de palabra es ya de suyo, una arbitrariedad sin parangón en la historia de la Asamblea, que sienta un precedente nefasto de agresiones y abusos jamás antes nunca visto ha sido como lo han denominado: un duro golpe de estado a la institución, en pocas palabras. 


Los venezolanos somos gente de paz, un pueblo trabajador y abnegado, estos hechos de violencia por parte de quienes tienen la responsabilidad de representarnos en modo alguno reflejan la voluntad de quienes ejercimos nuestra voluntad a través del voto y le otorgamos esa confianza, que hoy nos defrauda con su accionar. Los venezolanos ya somos golpeados por la situación económica que nos apremia, y agobia diariamente y realmente estos espectáculos en modo alguno ayudan a resolver la situación, más por el contrario la agravan generando un sentimiento de abandono, de poco interés en resolver los verdaderos problemas del país. 

Por eso el llamado es a presentar algunas perspectivas para la construcción de la paz con la finalidad de lograr una transformación social que anhelamos y que tanto necesitamos. Esa transformación que debe estar basada en principios y valores que al parecer hemos extraviado a lo largo del camino en nuestra querida Venezuela. 

“La Violencia es el arma de los que no tienen razón y encuentra su camino a través del silencio de quienes creen en la paz”, estos decires se ponen de moda en nuestro país, hoy en día que vivimos un drama y nos encontramos frente a una conflictividad política y social evidente, que nos agobia, en una confrontación diaria y permanente, donde la única salida para encontrar finalmente el entendimiento es la comunicación. Pero una comunicación sincera y real, verdadera, un diálogo genuino con valentía, donde nos escuchemos mutuamente, donde reconozcamos nuestras diferencias, respetemos ideologías, para así poder encontrar zonas de acuerdo posible para el beneficio de todos y cada uno de los ciudadanos. 

Venezuela es un país de paz, los venezolanos somos en esencia gente de paz, no creemos en enfrentamientos ni confrontaciones absurdas que no nos ayudan a avanzar, simplemente TODOS queremos que se imponga la Verdad, para así restaurar la armonía, porque la Verdad sigue la causa de la paz. Lamentable o favorablemente la realidad es que tenemos un país dividido en dos bandos, los buenos y los malos, los patriotas y los apátridas; estos bandos se alimentan del odio y la división que alguien sembró en nuestros corazones un día y que hoy se nos esta haciendo difícil de borrar. Pero es que aquí no hay venezolanos buenos y malos, aquí hay gente que se levanta temprano a trabajar para levantar a su familia y salir adelante, gente que desea ser escuchada y conducida por un camino de progreso y bienestar, sin discriminaciones ni exclusiones. 

La construcción de la paz se traduce en obras de paz, creo firmemente que debemos coadyuvar en el trabajo, todos y cada uno de los ciudadanos para la reconstrucción del país, para ello se hace imprescindible caminar de la mano y juntos exigir la verdad y promoverla. Nos encontramos en esa lucha, rescatar valores como la sinceridad, la honestidad la honradez y el amor como fuerza universal activa, la tolerancia, la solidaridad, el respeto y la compasión hacia todos los seres humanos y en especial hacia nuestros hermanos se hace inminente. Que la paz sea contigo! 



MARIA AUXILIADORA DUBUC 
CONCEJAL DE BARUTA

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