En Venezuela, acostumbramos a celebrar el Día de las Madres todos los años el segundo domingo de mayo. Ese día tiene la intención de hacerle un homenaje especial a quien nos dio la vida, escribiéndole mensajes, poemas, regalando bombones, flores o un día de spa, y el imperdible desayunito en la cama o un almuerzo familiar, porque “madre no hay más que una”.
Y ese dicho se reafirma hoy mas que nunca porque como están las cosas en el país, hay que tener temple y coraje para enfrentar la situación económica día a día, esa actitud solo la tienen las madres que son capaces de guapear, discutir, pelear y luchar a brazo partido por el sustento diario de nuestros hijos, cueste lo que nos cueste. Las cosas han cambiado radicalmente y de qué modo, la celebración de esta fecha tan importante para todos se convirtió en una suerte de angustia colectiva, olvidémonos del spa, de bombones o rosas, ya que dado el alto índice inflacionario esos detalles tan hermosos pasan a ser lujos inaccesibles para la mayoría.
Tras tres devaluaciones, en lo que va de año y el alza de los precios en los productos de primera necesidad, todo redunda en un alto costo de la vida que produce una merma en su calidad, teniendo que vivir rasguñando para subsistir, tener que pasar por eso, genera una situación de profunda tristeza en los corazones de los venezolanos y una sensación de desasosiego enorme que quebranta cualquier festejo. Hoy en día resulta toda una pesadilla terrible para las madres e hijos, quienes valientes, salen a la calle a atravesar el viacrucis que significa hacer el mercado para preparar por lo menos, el tan ansiado desayuno o almuerzo de celebración y finalmente poder compartir en familia.
Y es que una madre hace todo por su familia, un peregrinaje que pareciera eterno por toda la ciudad, un recorrido a la cacería de aquellos rubros que aparecen y desaparecen de los anaqueles de los automercados como por arte de magia. No hay harina para las arepas, ni aceite, ni mantequilla, ni leche en polvo, ni café, la espera es interminable y desesperante, pero todo es cuestión de suerte y paciencia, más aún, todo es cuestión de fe; ya hasta rezamos para tener la bendición de alcanzar la meta trazada: un paquete de harina o una lata de mantequilla.
Cada vez la situación se torna más ruda y mas violenta, ya que además se nos limita y condiciona la adquisición de estos productos a uno por persona, de modo que hay que ingeniar peripecias y estrategias para lograr comprar las unidades que requiere el grupo familiar. Nicolás admite abiertamente que hay desabastecimiento, pero culpa a la empresa privada, “Venezuela sufre un desabastecimiento agudo porque la empresa privada acapara los alimentos para desestabilizar el Gobierno”. Pero la realidad es otra y es difícil tapar el sol con un dedo, nuestra realidad es que hoy en día en Venezuela, no hay seguridad alimentaria y nos encontramos en una situación de inestabilidad permanente porque a estas alturas aun no conocemos cual es el programa nacional de producción agrícola, y es palpable y está a la vista de todos que hay una disminución progresiva de la producción nacional en la mayoría de los cultivos del país.
El gran regalo de este Gobierno para las madres en su día fue un 20 % de aumento en carne y pollo, huevos, pan, la leche y sus derivados, si los consiguiere, lo cual es toda una proeza y por ahí dicen que viene rodando un ajuste en el precio de la gasolina.
Las amas de casa y madres de familia vivimos día a día, palpamos y sufrimos en carne propia una cruda realidad: el dinero no alcanza. Nadie nos puede engañar, digan lo que digan los enchufados, en un país donde existiera un gobierno serio, habrían políticas económicas, programas y proyectos que estimulen la producción agrícola a nivel nacional para evitar el desabastecimiento porque la verdad es tan clara como el agua, sin estimulo a la producción, estamos perdidos, pero las madres de familia que ahora también tenemos que batallar con este nuevo orden impuesto, no vamos a desmayar en la lucha por el bienestar de nuestros hijos y de nuestras familias, no vamos a abandonar, ténganlo presente, seguiremos unidas soñando por hacer de nuestra querida Venezuela un país de futuro y progreso para todos por igual!
MARIA AUXILIADORA DUBUC P
Concejal de Baruta
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