lunes, 18 de febrero de 2013

Seguridad y Empleos de Calidad.

Promocionar la Inversión y hacer alianzas con sectores públicos y privados 

Hay tranquilidad y hay seguridad cuando hay empleo de calidad y éste no es más que aquel que nos garantice una estabilidad y un sueldo acorde al esfuerzo que realizamos. Es por esta razón, que el dinero que ganamos debería alcanzarnos para subsistir y debería permitirnos vivir con dignidad, brindándonos la posibilidad de ahorro a futuro y de ascender de acuerdo a nuestro nivel de excelencia. Un empleo en el que se respeten los derechos y beneficios del trabajador, aun el del más humilde, sin privilegios ni discriminaciones de ninguna índole, en fin, un empleo motivador. 

Ahora bien, una de las causas principales de inseguridad en el país, es el desempleo. Por eso muchos venezolanos de escasos recursos comienzan robando o hurtando por necesidad y esta razón de cometer delitos para subsistir, lleva luego consecuencialmente a convertirlos en hampones de oficio, motivo por el cual hoy en día nuestras cárceles, están llenas de desempleados, de gente que ante una situación límite desvía el camino y luego resulta casi imposible recuperarlo. 

Debemos tener claro entonces, que para generar empleo es imprescindible estimular la inversión en el país, tanto nacional como extranjera, trabajar en equipo con el sector público y el esfuerzo privado de manera de brindarnos la posibilidad de construir un ambiente de confianza para garantizar la estabilidad laboral. Pero para lograr esto hay que poner y respetar unas reglas fijas del juego económico. El dinero es cobarde y si no ve seguridad se va a otro sitio donde sí exista; para ello es necesario brindar estabilidad jurídica, nadie va a invertir en un país en donde los tribunales no cumplen con la ley y están subordinados al mandato del gobierno de turno. 

Hay que rescatar con la mayor urgencia la credibilidad en las instituciones, poniendo fin a las expropiaciones, entre otras medidas, además es necesario terminar la construcción de obras que están inconclusas y hacer labores de mantenimiento de las que ya están finalizadas, reactivar los parques industriales y crear centros de producción aprovechando las fortalezas de cada región. Pero más allá de la inversión, si se lograra atraerla, nos encontraríamos con un primer problema que es la carencia de mano de obra especializada. Por ejemplo, ¿Podríamos fabricar teléfonos celulares para alguna gran empresa?, ¿Podríamos fabricar repuestos automotrices con una calidad tal que nos permita competir con los suplidores europeos y asiáticos? ¿Podríamos montar auténticas fábricas de vehículos (no de ensamblaje), en donde todas sus piezas sean fabricadas en nuestro país? 

Tenemos el espacio físico, tenemos el hierro y el aluminio, así como otra gran cantidad de materia prima para la fabricación de automóviles y camiones, ¿Porqué solamente hemos podido montar ensambladoras? La respuesta es sencilla, no tenemos mano de obra especializada y no podemos importarla, nuestras leyes lo prohíben pues el 90% del personal debe de ser criollo, así que como las empresas no pueden instalarse en nuestro país, obtenemos el 90% de nada que es igual a cero. 

En las circunstancias actuales para promover la industrialización del país deberíamos firmar convenios con los inversionistas, en los cuales se les de un incentivo en el impuesto sobre la renta, de forma tal que por los primeros 10 años la nueva industria disfrute de un plan que sea muy atractivo. Si tomamos en cuenta que se le está solucionando un problema prioritario al país, como lo es el desempleo, se comenzará a permitir la reducción necesaria del ejecutivo. Hay que reducir a su mínima expresión los empleos en el gobierno, a fin de evitar que se siga produciendo dinero inorgánico y que nuestra balanza de pagos siga siendo desfavorable. Tenemos que lograr la creación de industrias de producción con auténtica capacidad de exportación, competitivas en el marco mundial y que tengan cabida en la globalización. 


Por otro lado, están los sindicatos, la actividad sindical en Venezuela ha sido desmedida. Es cierto que son necesarios los sindicatos, pero lamentablemente en nuestro país han incurrido en la extorsión y han atentado contra el buen desenvolvimiento de las industrias y de la Administración Pública. Urge una Ley que reglamente de manera específica la actividad sindical, de forma tal que la misma deje de ser una amenaza constante contra la inversión y contra el buen funcionamiento de las actividades públicas y privadas. 

El Estado tiene la responsabilidad ineludible de orientar y facilitar las condiciones para que se creen empleos de calidad, establecer esquemas laborales de horario reducido, remuneración y beneficios especiales para jóvenes y adultos de la tercera edad. Este esfuerzo va de la mano con los gobiernos regionales, a los efectos que los mismos supervisen y activen a las comunidades y a los sectores productivos del país en esa misma línea. Contar con instituciones para la capacitación y el desarrollo de todos, los venezolanos tenemos talento, por ello la creación de escuelas técnicas seria una magnifica salida al problema de carencia de la mano de obra especializada que tanto requerimos. 

También es indispensable promover la producción nacional y utilizar de manera responsable los recursos públicos, para ello es importante otorgar incentivos fiscales y facilidades de acceso al crédito a las empresas que capaciten a empleados mejorando su productividad y en consecuencia aumenten salarios. 

Finalmente, se hace necesario controlar la inflación para que el salario devengado producto del trabajo alcance, además que la posibilidad de contar con un sistema de seguridad social y beneficios a futuro son elementos determinantes para llevar a cabo una política que fortalezca económicamente al país. Tenemos que lograr a como de lugar, la estabilización de nuestra moneda sin control de cambio de ninguna especie y ello solo es posible mediante la aplicación de las medidas antes enunciadas. 

MARÍA AUXILIADORA DUBUC 
Concejal de Baruta

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